El extenso abanico de créditos disponible en el mercado financiero argentino obliga a pensar y repensar cualquier decisión antes de optar por un préstamo. Una de las inquietudes más comunes tiene que ver con la elección de la institución: ¿conviene tomar un crédito bancario o inclinarse por una entidad financiera? En esta nota te contamos cuáles son las ventajas y beneficios de cada una de estas alternativas.
Tomar buenas decisiones a la hora de solicitar un crédito es crucial para nuestra situación financiera: elegir un préstamo conveniente, de acuerdo a nuestras capacidades de pago, es el primer paso para un historial de crédito saludable.
Al momento de solicitar un crédito muchos se preguntan qué es mejor, ¿banco o entidad financiera? Si bien es cierto que además de estas dos alternativas existen cooperativas, cajas y otras opciones, la decisión suele girar en torno a estos dos grandes grupos de proveedores de productos y servicios financieros.
Banco vs. Entidad financiera
En términos generales, los bancos más reconocidos suelen brindar mejores condiciones, aunque esta no una regla sin excepciones. Pero lo cierto es que tanto la tasa de interés como los plazos ofrecidos por las principales entidades bancarias suelen ser más convenientes que las condiciones de los préstamos de las financieras y otras empresas.
Sin embargo esta mejora en las condiciones tiene su precio: requisitos más exigentes y respaldos patrimoniales inaccesibles para buena parte de la sociedad argentina. Esto hace que resulte imposible para muchas familias solicitar un crédito en un banco.
Algunas recomendaciones
Si tus necesidades financieras no son urgentes, lo ideal es esperar a que la situación mejore y estés en condiciones de cumplir con los requisitos de un banco. Saber esperar y elegir el momento adecuado para tomar un crédito es un factor clave en la decisión global.
Vinculada a esta última variable está la estabilidad económica: si bien en la Argentina puede resultar difícil hacer una proyección a mediano o largo plazo en materia laboral, es imprescindible tener una noción básica de lo que se viene para poder determinar si estamos o no en condiciones de hacer frente a los compromisos asumidos.
No es mala idea visualizar posibles escenarios: ¿qué ocurre si los ingresos mensuales familiares se reducen? ¿Qué ocurre si los gastos familiares aumentan? Para tener una mayor tranquilidad en este aspecto es necesario conocer el margen en el presupuesto mensual y así evitar situaciones en las que podemos incurrir en moras, lo que se traduce en multas y recargos, además de una mancha en el historial crediticio.